Por Ricardo Salvador De Toma
@De_Toma7
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El nivel de confianza delegado en los
buenos oficios de un tercero, parece proporcionalmente inverso al
interés y la capacidad de los funcionarios designados para garantizar
nuestros Derechos. En el último decenio, la política exterior del Estado
venezolano ha dejado como evidencia, la reiterada indolencia del
gobierno nacional, frente a la libre disposición guyanesa del espacio
geográfico venezolano usurpado mediante el irrito laudo de París de
1899.
Las ruidosas y exacerbadas muestras de
altanería política que en el pasado fulminaron las garantías jurídicas
de Venezuela, al dictar repentinamente expropiaciones contra las
trasnacionales petroleras, disparo el interés de las corporaciones en
negociar concesiones frente al aparentemente tímido Estado Guyanés, las
cuales eran frenadas por Venezuela, en el marco de las millonarias
inversiones apostadas a nuestros recursos.
En efecto, la otrora nación que
representaba una autoridad en materia de hidrocarburos se oponía
contundentemente a la entrega de concesiones en la franja geográfica
correspondiente a la Guayana Esequiba, manteniendo como fundamento la
indudable existencia de un litigio territorial, ocasionado por las
practicas colonialistas e imperialistas del Reino Unido que fueron
justamente denunciadas por Venezuela ante la comunidad internacional,
trayendo como consecuencia, la importante firma del Acuerdo de Ginebra,
compromiso jurídico asumido por la naciente Republica de Guyana.
El Acuerdo, nos remite a la búsqueda de
"soluciones satisfactorias para un arreglo práctico de la controversia",
ahora bien, la ambigüedad de estas palabras favorece la pluralidad de
interpretaciones que incluso podrían causar suspicacia, sobre el destino
del inoperante documento.
Asumiendo que en nuestra justa
reclamación, nos asiste la inquebrantable razón de la historia por la
fidedigna demostración de los hechos fundamentados en las teorías de
Derecho, ¿Qué debemos considerar los venezolanos como un arreglo
practico? Sí el Acuerdo de Ginebra estableció la búsqueda de medidas
prácticas, acaso ¿podría menospreciar las teorías que justifican nuestra
reivindicación? El Articulo V, del instrumento jurídico citado es
preciso al establecer "Nada de lo contenido en este Acuerdo será
interpretado como una renuncia o disminución por parte de Venezuela, el
Reino Unido o la Guayana Británica de cuales quiera bases de reclamación
de soberanía territorial" y posteriormente añade, "Ningún acto o
actividad que se lleve a cabo mientras se halle en vigencia este Acuerdo
constituirá fundamento para hacer valer, apoyar o negar una reclamación
de soberanía territorial en los territorios de Venezuela o la Guayana
Británica ni para crear derechos de soberanía"
Tras el fracaso de las negociaciones
desarrolladas durante la vigencia de la Comisión Mixta, establecida en
el Articulo I del Acuerdo de Ginebra y luego de que se produjera a
finales del año 1969 la Revuelta del Rupununi, el Estado Guyanés
desencadeno una campaña de desprestigio internacional contra Venezuela,
al calificarle de agresora, imperialista y violadora de los principios
de convivencia pacífica, en consecuencia, la tensión del momento condujo
a los gobiernos a la búsqueda de un Protocolo al Acuerdo de Ginebra,
esta medida congelo por 12 años el litigio territorial.
Al finalizar la vigencia del Protocolo,
la discusión del Caso Esequibo se centro en la búsqueda de medidas
alternativas para la solución de conflictos, establecidos en el Artículo
33 de la carta de las Naciones Unidas. Venezuela aposto a la
negociación directa, sin embargo la estrategia guyanesa siempre se baso
en la impugnación de propuestas con la finalidad de ganar tiempo,
prefiriendo como solución el arreglo judicial. Ante la ausencia de
entendimiento, el asunto fue referido al Secretario General de la ONU,
resultando los buenos oficios.
Desde entonces han transcurrido 23 años y
en virtud del statu quo, Guyana ha estandarizado su ocupación y
avanzado en la administración del territorio en disputa. Demostrando con
sus reiterados actos unilaterales, un avasallante historial sobre los
modos no convencionales de creación de normas y obligaciones
internacionales, que nos mantienen en jaque, apartados a la sombra de
simples respuestas basadas en la inerte confianza de los buenos oficios,
en la negligencia o en el disimulado entreguismo del gobierno de turno,
que solo garantiza una Ocupación Pacífica, Práctica y Satisfactoria del
territorio nacional.
Extraida de: http://diploos.com/index.php/venepolicy en fecha:12-01-2014
Los comentarios que aparecen en este sitio web son responsabilidad de sus autores y no de Territorio Venezolano, Nuestro Legado Eterno
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