La
codicia de ayer transformada en despojo, obliga a que no perdamos, por
ignorancia o por olvido, por debilidad e inconsecuencia, por extravíos
del deber y de la historia, los derechos sagrados de Venezuela en el
territorio Esequibo
José Félix Díaz Bermúdez / El Universal
Nos corresponde como venezolanos comprometidos con la integridad de la República, la soberanía, los títulos y derechos jurídicos, históricos y morales de Venezuela, basados en el artículo 1 de la Constitución,
que define los derechos de la nación, y en el artículo 130, que impone
el sagrado deber de honrarla y defenderla –olvidado por algunos–,
reclamar al gobierno de Guyana por sus actos que atentan contra nuestros derechos irrenunciables en el territorio Esequibo.
El gobierno de Guyana
ejecuta de manera ilegítima, desconociendo el estatus del territorio en
reclamación, diversas acciones, políticas, planes y proyectos
estratégicos en materia de petróleo, oro, uranio, bauxita, madera,
recursos naturales y ambiente. La expresión de sus funcionarios es
pública y notoria, al señalar que se: “alienta plenamente las
inversiones mineras extranjeras en el interior de Guyana”, “que Guyana
está abierta a la inversión por cualquier persona…”. (Declaración del primer ministro Samuel Hinds a Leonard Melman).
Su gobierno dispone de importantes
estudios sobre la existencia de multimillonarios depósitos de oro y
otros minerales en el territorio del llamado Escudo Guayanés,
y en razón a los mismos, ha celebrado acuerdos con empresas
internacionales para la explotación de los recursos y ha otorgado
importantes concesiones mineras. Según el “Enhancing National
Competitiveness, a National Competitives Strategy For Guyana, 2006″:
“Hay gran entusiasmo actualmente por una serie de prospectos de oro…
También por los prospectos de uranio, derechos y depósitos de bauxita…”, entre otros.
Informes como el de Lawrence Roulston’s, señalan el: “enorme potencial mineral en el país” y que: “será pronto reconocido como un productor de oro de los países emergentes”, y agrega que el gobierno de Guyana:
“…ha aprendido de años de experiencia con varios modelos socialistas y
que ahora están totalmente comprometidos con un sistema económico de
libre empresa”. A los fines de profundizar el desarrollo minero, según declaraciones emanadas de la empresa trasnacional Cinro, el entonces candidato presidencial Donald Ramoutar, manifestó que le daba: “la bienvenida a los inversores extranjeros”, aspirando: “fortalecer el sector minero de Guyana, que constituye uno de los pilares sólidos sobre los que descansa la economía nacional”.
Son múltiples las inversiones: A la empresa GMV Minerals Inc., se le han otorgado los proyectos de Omai, Million Mountain, Tassawini, Aurora y el depósito de Toroparu. Guyana Precious Metals Inc, realiza actividades en las minas de Aremu y Peters, localizadas en la zona en reclamación. Igualmente, en el distrito Mazaruni, opera la empresa Tajiri Resources Corp. En la misma ubicación, la empresa Guyana Frontier Mining Corp. tiene asignados los proyectos: Five Star y Black Banana, y comenzó a adquirir propiedades para la explotación de oro en el año 2007. Estas localidades forman parte del: “mismo paquete estratigráfico que el distrito aurífero El Callao en Venezuela”, según indica la empresa. De la misma manera, la empresa Guyana Goldfields, que ha venido operando en el país desde 1996, tiene propiedades: “en el lado oriental de la intrusión por zonas Aurora, en el cinturón de piedra verde Cuyuní del Escudo Guayanés”, zona en reclamación, por citar sólo algunos casos.
Por otra parte, en materia petrolera, Guyana
ha concretado acuerdos que deben preocuparnos en razón de nuestros
legítimos intereses como país reclamante. La aprobación por parte del
gobierno guyanés de un acuerdo con la empresa petrolera Anadarko para la exploración de aguas profundas del denominado bloque: “Roraima”, que comprende una amplísima extensión, incluido el territorio marino de la zona en reclamación y parte en aguas del Delta del Orinoco, es un acto muy grave que no puede ser ignorado por Venezuela.
Al existir, como es el caso, una disputa territorial y no establecida
la delimitación definitiva entre los países en litigio, mal puede el
gobierno guyanés realizar actos de disposición y ejercer plena soberanía
como pretende hacerlo.
Mientras estos y otros hechos se producen, la efectividad de nuestros derechos aguarda la eficacia de: “los buenos oficios”, las evidencias de “la fraternidad”, la demostración de buena fe hacia Venezuela. El derecho al desarrollo de Guyana,
la integración latinoamericana, la existencia de buenas relaciones
bilaterales, no puede construirse sobre bases que afecten nuestra
soberanía nacional, nuestros títulos y derechos, la defensa de nuestro
territorio, que fue reivindicado por nuestros más insignes diplomáticos,
alcanzado destacados logros nuestra anterior política internacional, lo
cual compromete el honor patrio. La codicia de ayer
transformada en despojo, obliga a que no perdamos, por ignorancia o por
olvido, por debilidad e inconsecuencia, por extravíos del deber y de la
historia, los derechos sagrados de Venezuela en el territorio Esequibo.
Los comentarios que aparecen en este sitio web son responsabilidad de sus autores y no de Territorio Venezolano, Nuestro Legado Eterno
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